EL NUEVO SECRETARIO DE CCOO.


Ignacio Fernández Toxo ha sido elegido nuevo secretario general de CCOO al conseguir 512 votos a favor frente a los 484 obtenidos por José María Fidalgo. Con este resultado, Toxo se convierte en el cuarto secretario general de CCOO tras Marcelino Camacho, el primero, Antonio Gutiérrez y José María Fidalgo. La lista a la Comisión Ejecutiva de Toxo también ha sido la mayoritaria, al recibir 509 votos frente a los 488 votos de la presentada por Fidalgo. Así la Comisión Ejecutiva estará compuesta por 22 miembros de la candidatura de Toxo y por 21 de la de Fidalgo:

Este será el primer mandato para Ignacio Fernández Toxo, que se convierte así en el cuarto secretario general de la Confederación Sindical de CC.OO y que hace ocho años ‘rozó’ la Secretaría General del sindicato cuando se produjo la marcha de Antonio Gutiérrez.

El nuevo secretario general de CC.OO., que ha contado desde el principio con el apoyo del sector que lidera Rodolfo Benito y más tarde con el del sector crítico, era hasta ahora el secretario de Acción Sindical y ‘número dos’ de CC.OO., y ha manifestado su deseo de integrar a las diversas corrientes del sindicato y de darles responsabilidades dentro de la dirección.

De hecho, durante la defensa de su candidatura ante el plenario del Congreso, Toxo señaló que el mismo lunes hará una propuesta para que en la nueva dirección del sindicato figuren tanto personas incluidas en su lista a la Comisión Ejecutiva Confederal como de la lista de Fidalgo.
¿en qué consiste el proyecto que propone Toxo?

Para entender su propuesta, hay que bucear en sus bases ideológicas. El actual secretario de Acción Sindical de CCOO llegó a ser secretario general del Metal, antaño una de las organizaciones más poderosas y todavía hoy la segunda con más representación después de Andalucía. Uno de sus compañeros del Metal, el también ferrolano Julio Abelleira, lo recuerda de sus tiempos más combativos como “una persona de principios, convencida y muy dispuesta a la lucha”.

Así pues, Toxo nunca ha querido despegarse de la corriente oficial marcada por Gutiérrez, y que se caracterizaba por una actitud dialogante con el Gobierno y la patronal, pero las circunstancias o, más bien, el deterioro de su relación con Fidalgo, le han empujado. De ahí que su alternativa no es tanto programática como de gestión de la organización.

La clave en la que este gallego quiere narrar su propuesta de dirección es la de dar cabida dentro de la ejecutiva a todas las federaciones y las organizaciones territoriales.

Convertir la cúpula de poder en un centro plural en el que oficialistas, toxistas, críticos y rodolfistas puedan convivir. Bajo la máxima de que no debe haber zonas de exclusión del sindicato, asegura que, de ganar, daría puestos de responsabilidad a los representantes de todas las sensibilidades.

Pero la principal apuesta de Toxo estriba en impulsar la participación de los territorios. En su opinión, los sindicatos deben tener una palabra en el gobierno de las comunidades autónomas. Además, quiere potenciar otras mesas de diálogo a nivel autonómico y reforzar el papel de las organizaciones territoriales dentro del esquema de dirección.

Además, parte de las bases echa de menos que se recobre un perfil más nítido en la ideología política del sindicato. Toxo ha reiterado en numerosas ocasiones que es “de izquierdas” aunque enarbola la bandera de la independencia como señal de identidad de CCOO. El secretario de Acción Sindical de Albacete, Antonio Navarro, es otro toxista convencido de la necesidad de virar en política. “Hemos perdido perfil, tenemos que tener una palabra de lo que está pasando en la calle y no la estamos dando”, sentencia.

Tampoco, por ahora, es partidario de dar un golpe en la mesa ni sacar a los trabajadores a la calle. Toxo reconoce que sólo convocaría una huelga general si el Gobierno mostrara sintonía con las propuestas de la patronal, en especial sobre la reducción de las cotizaciones a la seguridad social o la flexibilización del despido. En otro caso, es partidario de continuar con el diálogo para minimizar el impacto de la crisis en el empleo.

Toxo también hace una urgente llamada a llevar el sindicato a las pequeñas empresas, en fijar el foco de atención en los centros de trabajo donde apenas hay representación sindical. Debemos bajar el sindicato a la empresa”, concluye.

En otras cuestiones, Toxo se anda con menos rodeos, como en la crítica hacia la gestión centralista del sindicato o el inmovilismo en las relaciones sociolaborales.

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